Un equipo de la Clínica Universidad de Navarra aplica con éxito en España una nueva cirugía sin injertos para reparar el ligamento cruzado anterior.
Especialistas en Cirugía Ortopédica de la Clínica Universidad de Navarra realizan por primera vez en España la reparación del ligamento cruzado utilizando para ello el propio ligamento lesionado. En la cirugía convencional se sustituye el ligamento cruzado anterior (LCA) desgarrado por un injerto de tejido del propio paciente, como el tendón rotuliano o los tendones de la pata de ganso, u otros obtenidos de donantes (aloinjertos).
El nuevo procedimiento consiste en conservar el propio ligamento cruzado suturándolo, explica el centro hospitalario en un comunicado, que presenta esta técnica en el Congreso internacional de Rodilla y Artroscopia celebrado en Madrid.
Esta nueva técnica desarrollada por Stefan Eggli a manos de cirujanos suizos (Zúrich y Berna), especializados en lesiones deportivas, es particularmente adecuada para el tratamiento de pacientes atléticos activos y trabajadores cuya actividad requiere un alto grado de estabilidad y propiocepción (sensación profunda obtenida por los receptores del sistema osteoarticular y muscular).
Lesión frecuente en futbolistas, baloncestistas y esquiadores
El ligamento cruzado anterior es fundamental en el control y estabilización de la rodilla y se lesiona con frecuencia en deportes de contacto y los que exigen pivotar sobre la rodilla, como por ejemplo, fútbol, baloncesto y esquí.
La restauración del propio ligamento cruzado anterior ofrece ventajas respecto a las técnicas convencionales. Entre ellas destaca la estabilización mecánica de la rodilla de forma inmediata, “permitiendo una rehabilitación más temprana, promoviendo la autocuración de la rotura y restaurando la sensibilidad profunda o propiocepción”, destaca Andrés Valentí, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Clínica Universidad de Navarra
Además, subraya, “no se requiere tomar tendones o injertos del propio paciente a diferencia de la cirugía convencional. Esta circunstancia incide tanto en la reducción de la extensión de la cirugía, como en un mejor control del dolor postoperatorio y en la inexistencia de debilitamiento de los músculos tomados como injerto”.
Tres semanas de la lesión, plazo máximo
Una condición previa para poder aplicar esta nueva técnica reside en que el ligamento cruzado anterior dañado conserve “la vitalidad y capacidad suficiente” para repararse.
“Esta circunstancia tiene más posibilidades de que ocurra durante las primeras semanas inmediatamente posteriores a la lesión del ligamento, por lo que se recomienda que la nueva técnica quirúrgica se aplique dentro de las primeras tres semanas desde el evento traumático”, advierte la Clínica Universidad de Navarra.
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